Cuando Lola cumplió 6 años alguien le preguntó: ¿ A quién quieres más, a la mamá o al papá?. Lola se quedó callada un segundo, nunca nadie le había preguntado algo así, y casí sin darse cuenta dijo: A la mamá.
En ese mismo instante, justo antes de pronunciar la última sílaba "MÁ", se arrepintió de sus palabras, pues fué consciente de que quería a su padre y a su madre por igual, es más que los quería tanto que nunca se le había ocurrido plantearse tal cuestión. Se sintió mal, muy mal.
Nunca más nadie le hizo la misma pregunta, ni oyó a nadie que la hiciera y cuando Lola fué mayor comprendió que cuando un mono te pregunta algo, lo mejor es no contestar.